CELEBRACIÓN DEL VII DÍA UNIVERSAL DE MAREJADAS (2012)

Este año el evento se celebró en el elegante Salón Espolón del Centro Riojano de Madrid y se presentó como un crucero a través de un castillo ―algo insólito hasta este momento―. Así, de paso que se recorrían diversas partes de una fortaleza, descritas por el Timonel Sánchez, la Capitán-a explicaba el momento del crucero en el que nos encontrábamos:
Comenzó por la celebración de haber llegado al número 56 de Marejadas (30 de la Era Silúrica Legal actual) y dio un repaso a las Secciones que ha habido y hay, a los colaboradores y temas tratados, sin olvidar al Comité de Selección ni al público, tan importante para seguir existiendo.
Después presentó al Premiado de este año, D. Jorge Jiménez Esteban, y le entregó el merecido Premio y el Certificado que lo acredita, por el que se compromete a seguir cultivando las condiciones que le hicieron candidato al mismo.

Cuando llegaron a la Poterna, el Timonel y la Capitán-a aprovecharon para hacer de las suyas y presentaron el nuevo libro que acaba de editar Mar Capitán, Misceláneas, una recopilación de los artículos publicados en el boletín de la Agrupación CCC de Madrid de 2003 a 2011, que además lleva un prólogo de Valentín Nieves, del que Sánchez leyó un extracto. Mar, por su parte leyó cuatro de los artículos.
El paso por la Mazmorra pretendía poner en un aprieto al galardonado. Si no aprobaba, sería enviado a una idem. Aunque hubo unas pocas ocasiones en las que tuvo que pedir el comodín del público, sacó un notable ó B+.
El final de la ceremonia fue el tradicional: tras recomendar a los asistentes tener siempre en cuenta las marejadas de la vida, se les aconsejó que aprovechen el momento presente. El The End consistió en un par de poemas de Pablo de Neruda a los que se les habían hecho unos arreglos para despedir al público marejadiano que la Capitán-a recitó de memoria y que se reproduce a continuación.
THE END

Adiós, adiós, marejadianos
volvemos unos y otros a las obligaciones
de nuestras enlutadas profesiones y oficios.
¡Adiós, que el gran océano os guarde
lejos de la estéril aspereza de la vida!
Ha llegado la hora de odiar la soledad:
esconded, marejadianos, las llaves antiguas
bajo los esqueletos
que nos reprocharán hasta que sean polvo
la brevedad de este pasaje
en una tarde abrileña.
Regresamos. Y este adiós, prodigado y perdido
es uno más, un adiós
sin más solemnidad que la que aquí se queda:
la indiferencia inmóvil en el centro del mar:
cien miradas de amigos que miran hacia adentro
y hacia la eternidad del horizonte.
Así, pues.
en vuestras manos deposito
este atado
de risas y lisonjas
y adiós.
Hasta más tarde:
hasta más pronto,
hasta que todo
sea
y sea canto.

Adaptaciones de dos poemas de Pablo Neruda